lunes, 11 de noviembre de 2013

Reuniones de tupper y juergas varias

Cuando yo era niña, fui una vez a una reunión de tupper ware, acompañé a mi madre que iba con pocas ganas. Creo recordar que no compró nada. Se realizó en el salón de otra mamá y allí se dio de merendar mientras explicaban qué caja de plástico servía mejor para cada alimento.



Con mis amigas de Gijón hace tiempo que decidimos organizar otra reunión de tupper, pero como ninguna somos muy de cocinar y esas cosas ya no se estilan, contactamos con una asesora. Si éramos quince o más, se hacía sorteo (¡fuimos diecisiete!) Las mujeres estamos muy interesadas en reunirnos con nuestras similares. Así que:
"Cuando laBebé lo era, su madre fue un día a una reunión de tupper, ella no la acompañó. LaMamá iba con muchas ganas. No recuerdo que comprara nada. Se realizó en el salón de una amiga y allí se dio de beber y de cenar mientras explicaban qué era cada cosa."

En la imagen, nuestra reunión de ayer. Si alguien quiere más detalles, lo siento, no daré más. ¡Que me lee mi madre!


Lo pasamos muy bien y nos reímos mucho. Es una suerte poder contar con un grupo así sólo un año después de haber llegado a la ciudad...

Una vez ya has abandonado a la familia, hay que aprovechar la libertad y salir un rato más. Un rato corto desde las siete y media de la tarde del sábado hasta las seis de la mañana del domingo. Para eso teníamos planeada esa fecha desde finales de septiembre...

Aunque parecía que la noche se iba a apagar y hubo alguna pérdida de refuerzos por el camino, ¡seguimos adelante! Para eso llevábamos feromonas en el cuerpo; que aunque no se puede asegurar que los humanos las segreguemos, ¡da igual! Nos lo dicen, nos tomamos tres cervezas (o cuatro) y nos lo creemos todo. Además, conseguimos lo que quisimos a nuestro alrededor.

Bailamos como locas ("los papeles no los perdimos, los dejamos en casa" dice una amiga), reímos, hicimos muchas fotos y volvimos contentas y relajadas. ¡Una noche estupenda! Ahora hay que descansar y esperar por la próxima...

Pero, ¡hay que ser previsor! Yo pacté no ser madre hasta el mediodía, pero laBebé no entiende de cansancios y esta mañana, cuando elPapá la ha traído a nuestra cama, se ha emocionado mucho (como una groupie frente a una ronckandrollstar) y se ha dedicado a soltarme grititos y tocarme el pelo. Al llevársela él de allí, para que yo pudiese dormir, ha llorado mientras me lanzaba sus bracitos.

A las once he resurgido, cansada, pero bastante entera y ya he sido la mujer respetable y responsabe que pretendo ser. Tengo el cuerpo cansado, pero el corazón contento y estoy encantada porque tenía ganas de pasarlo bien.


Desde aquí quiero aprovechar la oportunidad para agradecer a todas las personas que me sacaron a reír y bailar y, muy especialmente, a elPapá que lo hizo posible con sus cuidados a laBebé.

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