martes, 10 de junio de 2014

Pulseras de gomas, peonzas y otros productos de consumo rápido

Hoy me ha tocado hacer guardia de patio. Vigilar a 400 niños en un espacio reducido en el que está prohibido jugar a la pelota. Pues se hace lo que se puede. Han estado tranquilos: tocaba jugar a la peonza.

Peonza actual

Las empecé a ver hará poco más de un mes, aunque mis alumnos me han informado que ya estuvieron de moda el año pasado por estas fechas... (Al estar de baja, de poco me enteré).  Ahora han vuelto con fuerza.
Debían tenerlas un tercio de los niños y niñas que corrían por allí. Hacen trucos y cosas similares. Debido a mi torpeza, nunca jugué con un objeto así. Me han explicado que los precios oscilan entre los 5 y 30 euros y que las mejores son de una marca que publica vídeos en su web y organiza torneos en parques. Yo flipo.

Y hace menos de tres meses, estábamos con las pulseras de goma. Todos llevaban cajitas y artilugios que se compraban en las tiendas orientales. A la semana exacta de lucir la primera que me regaló un alumno, otro me informó que ya no estaban de moda. Hoy en el recreo sólo jugaban tres niñas.

NO es mi brazo ni el de nadie conocido.

¿Cuál es el secreto de este éxito? ¿Qué está pasando? Pues que se producen objetos baratos y de fácil adquisición para reventar el mercado un breve espacio de tiempo y después, se pasa... ¡A por otra moda! Me asombra. En eso se está convirtiendo nuestra sociedad y a nuestros niños.

Recuerdo en el colegio de Barcelona, cuando una mañana al entrar, todos los niños llevaban unos juguetes de plástico que les habían regalado en la puerta (los malditos gogos), pasé meses recordando que en aquella escuela estaba prohibido llevar juguetes de casa y que si veía uno, me lo quedaría. Conflictos de robos, pérdidas y demás dramas. Algo similar ha pasado hoy cuando dos hermanos pretendían que YO decidiera de quién era la cuerda de peonza que era más guay...

Los gogos.


Yo también pasé modas: fotocopias de Bola de Drac, papel de carta con olor, jugar a las gomas, las pulseras de chinito... Pero creo que nunca duraron tan poco tiempo.

Las adoraba.

No sé qué haré, como madre, cuando laBebé pida el último objeto que tienen todos sus compañeros. Ya os contaré cómo caigo de rodillas sobre mis propias palabras.





2 comentarios:

  1. ¡Lo que nos gusta el consumismo! Aunque a esto nuevo de las pulseras de gomitas yo no le encuentro ni la gracia ni la estética. ¡Las de los chinitos molaban más!

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    1. También prefería los chinitos. Supongo que las pulseras eran buenas para la destreza manual, pero un poco pegajosas. La verdad...

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