Me explico: desde poco tiempo después que laniñachica empezase el colegio y yo acompañe a miAmita a recogerla a diario, hice amistad con una amable señora que pasea por los alredores. Ella da vueltas a la manzana donde está la Escuelina y yo la saludo a diario.
Es genial, ella camina lento con su muleta y siempre me acaricia, me dice una palabra amable y ¡me da rosquillas! La hace trocitos chiquitines que yo como feliz, después recojo las miguitas que hayan podido quedar en el suelo.
Había muchas dudas acerca de la razón por la cual esa señora siempre lleva UNA rosquilla envuelta en una servilleta en el bolsillo si no es para comérsela ella. Pues resulta que sale poco de casa, pero todos los días su hijo la acompaña a desayunar a un local cerca de mi casa. Allí le dan dos rosquillas, ella se come una y me guarda la otra. Está de tertulia unas dos horas mientras lee el periódico; después un amigo jubilado locutor de radio la acompaña en taxi hasta casa.
Después de comer, vuelve a salir y me encuentra a mí que corro al verla y ella se alegra mucho de verme; yo más, a ella. Si hay algún día que no nos vemos, las dos nos extrañamos y preocupamos. Pero el reencuentro siempre es genial y dulce.
LaAmita nos hizo un día una foto destrangis, pero quedó fatal. Así que he buscado en Google. Al parecer, el tema ha dado hasta para un cuento...
