jueves, 14 de enero de 2016

Compañeros de hospital (III)

Ahí va mi tercer (y espero que último) episodio de "compañeros de habitación hospitalaria).
En pediatría ingresamos el jueves. En una soleada habitación con cuna junto a ventana. Estuvimos solos los primeros días.

La madrugada del sábado al domingo (la primera que yo no dormí aquí), apareció una madre con su bebé de 23 meses. Yo ya los vi al llegar por la mañana.

Soy de natural simpática ;-) 
Bueno, no soy arrolladora, pero sí amable y habladora. Pero la "vecina" era un hueso...
Enfadada con su niño asmático. Lo tenía encerrado en la cuna. Él era muy simpático y quería jugar (edad, ventolin, circunstancias). La madre no paraba de reñirle. Sus intentos de "entretenerle" no superaron el minuto en ningún momento. Enseñar un vídeo en el móvil y darle un paquete de pañuelos...

Por la tarde aparecieron numerosos familiares. Barullo y ruido en la habitación. Se lo llevaron a jugar. Aquella noche durmió una abuela y por la mañana, llegó ella con otra.
En las habitaciones, el máximo de acompañantes es de dos personas, pero sólo una de nueve de la
noche a doce y media del mediodía. Una enfermera se lo recordó, la abuela que había dormido se fue, la otra se llevó al niño a jugar y ella (la madre) se quedó sentada leyendo una revista y escribiendo por el móvil.

Ese mismo día se fueron y yo me alegré por el niño y lo agradecí por la familia.



Un día más tarde llegó una niña de tres años acompañada por la abuela. Llevaban 12 días ingresados y era su tercera habitación. Parecía que hiciesen turismo. Infección de riñón ya bastante solucionada.
Nos duraron tres días, eran gente agradable y educada. Los padres tenían que trabajar: se habían acabado los días de "permiso". 

¿Cómo pueden estar contados los días de permiso por hospitalización de un hijo? ¿Lo dejas solo después?
Y cuando te dan el alta, ¿lo llevas al colegio al día siguiente? En fin...

Aquella niña era guay porque me recordaba mucho a laMayor y me parecía muy simpática y divertida. Les dieron el alta el miércoles.



Aquella misma tarde, llegó una nueva compañía: una niña "blanca" acompañada de una "oriental" que no era su madre, sino una "amiga", todo muy raro. Yo pensé que era la cuidadora.

Pero no, era su madre. Soltera y sin familia. Con una hija rubia y asmática crónica que había ingresado muchas veces.

La niña estaba acostumbrada a estar sola. Era muy tímida, pero no se inmutaba si la madre salía de la habitación o era otra persona la que la cuidaba.

Una vez al día, llegaba alguna amiga de la madre a quedarse un rato y ésta iba a casa a ducharse y cambiar la ropa.

Era curioso porque hablaban español entre ellas, pero parecían no enterarse de nada cuando les hablaban las médicos o enfermeras.

No charlaban mucho, pero la madre era amable cariñosa y mostró mucho interés por el niño en todo momento...

Nos fuimos antes que ellos, pero el doctor de guardia se planteaba darles el alta pronto.


Les deseo mucha suerte y salud a todos.



"Los niños y los hospitales nunca deberían ir juntos", eso me dijo un sabio amigo mío y tiene mucha razón.


Las vistas de la habitación

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