miércoles, 6 de septiembre de 2017

Manel encerrado en el coche (obra teatral)

Casa de playa. Muchos familiares. Hora de la siesta tardía.

MADRE: Deberíamos ir a comprar a Mercadona para la barbacoa que hemos organizado mañana.
PADRE: De acuerdo. ¿Nos llevamos a los niños?
MADRE: Sí, a los mayores.
HIJA MAYOR: Tengo pis. (Madre e hija salen de escena. Se funde a negro).

Saliendo de casa.

PADRE: ¿Vamos?
MADRE: Sí, ¿y Manel?
PADRE: En el coche. (Oye un ruido y corre).

El coche está cerrado, los tres personajes están alrededor. Dentro se ve algo.

PADRE: He arrancado para poner el aire y Manel ha cerrado por dentro.
MADRE: ¿Qué hacemos?
PADRE: Esperar a que abra. Sonríe mucho para que no se ponga nervioso.

Pasan los minutos. Pese a las indicaciones, el niño no abre. No entiende qué debe hacer. Llega una niña de la playa.

SOBRINA: ¿Qué hacéis?
MADRE: Disimula. Manel está encerrado con las llaves dentro del coche. No sabe abrir. No se lo hemos dicho ni a la Àvia, ni al abuelo.
PADRE: Manel, ¡dale al botón!
SOBRINA: ¡La palanca de la puerta! (El niño saluda desde dentro. Intenta entender qué le dicen. Tira los brazos hacia sus padres).
MADRE: Hay que romper el cristal.
PADRE: (Coge un martillo) Mantenedlo lejos de la ventana. (Golpea por el lado del copilato. No consigue romper).
HIJA MAYOR: (Llorando) ¡No rompáis el coche!
MADRE: Llamo al seguro. (Se aleja a llamar por teléfono. Salen unos vecinos. Charlan con ella. Aparece la Àvia. No se oye lo que dice y no habla, pero su descontento y nerviosismo es patente).
PADRE: Manel, ¡el botón!
MADRE: Dicen del seguro que ahora viene alguien, pero voy a llamar a emergencias por si no pueden abrir.

El personaje de dentro alterna estas dos posiciones: encantado divertido, cansado aburrido.

Los primeros en llegar son dos policías locales. La madre habla por teléfono.

MADRE: Dice el de la grúa que él cree que sí puede abrir el coche.
POLICÍA 1: (Tocando la ventana) El coche está frío, no está pasando calor.
PADRE: Sí. el aire está puesto.

El niño del interior se acerca a saludar a los policías con mucho interés. De repente, apaga el contacto del coche.

POLICÍA 2: Anulo los bomberos por ahora. (Habla por la radio).

Se oye un sonido. El padre y el policía 1 se abalanzan hacia las puertas. El niño ha tocado el botón y ha abierto las puertas. Lo sacan. El padre lo coge en brazos y coge las llaves del contacto.

PADRE: (A la madre) Lu, ¡ya está! Ha abierto él.

Ella corre a abrazar al niño. Él corre a jugar despreocupado.

MADRE: Llamo para anular la grúa.

La policía pide unos datos y se despide. Han pasado 50 minutos desde la primera conversación. El niño intenta colarse en casa de un vecino. 

Cae el telón.

FIN


miércoles, 30 de agosto de 2017

·El colchón de septiembre

He pasado el último mes y medio fuera de casa. De vacaciones. En Altafulla con mis padres y en Gijón con mi suegra. He dormido en diversos y variados colchones. Algunas noches, en varias camas. Y yo echaba de menos mi colchón.

El domingo volvimos a Madrid y ayer me estiré sobre él y pensé en que ya hacía nueve años que lo tenía. (¿Cuánto dura un colchón?) Me lo regalaron mis padres cuando me fui a vivir al Raval en el año 2008 sola a un piso sin muebles: colchón, nevera y sofá. Ése fue el mínimo que decidí que necesitaba para vivir. Ya me había independizado dos años antes, al entrar de interina, compartí piso dos cursos con dos compañeros. Mis padres no estaban muy de acuerdo y ayer me volvía a acordar de la sensación de acostarme en otra casa el 13 de octube de 2006 y pensar que yo ya no vivía con mis padres. Tuve algo de miedo en ese instante, pero decidí ser valiente.

Bueno, pues volvamos a lo que iba:

Fajito ya ve llegar septiembre
El 1 de septiembre ya trabajaré en Madrid. Un destino definitivo nuevo. Y hará 11 meses que no trabajo. Me dieron "Riesgo en el embarazo" por no ser inmune a la Rubéola (pese a estar vacunada). Y después pedí una excedencia para no tener que volver a Gijón sin familia.
.
Ese mismo día Hijo3 y Fajito empezarán en la Escuela Infantil madrileña. Pero Adrià estará de adaptación y LaBebé no tendrá colegio hasta el día 8; por eso el 31 de agosto llega mi madre a ayudarnos con lo que nos queda por delante. Estará poco más de una semana, pero sí coincidirá con mi cumpleaños y el de Manel. Me gusta pasar el día con ella o verla un rato. Es un día de las dos. Pero no pasaba desde el 2012 cuando yo cumplía 31 y fui a pasar el día a Altafulla con mis padres y sobrinos. Yo estaba embarazada de Carmen y empezaba a trabajar en mi primera plaza definitiva.

Estoy nostálgica, será la depresión postvacacional o el miedo escénico a lo que se nos viene encima...

El que se adapta

A la que le quedan más vacaciones

martes, 4 de julio de 2017

El paso de cuna a cama de Fajito (first round)

Los meses van pasando y el medio año de Hijo3 coincidió con la ola de calor. Él ya empieza a estar grandecito para seguir durmiendo en la minicuna; además allí dentro no circula mucho el aure y todos los días se despertaba muy sudado. 

Así que, tomamos una decisión: había que pasarle a la cuna grande donde ya dormía alguna siesta y estaba encantado porque tenía más espacio y algo de brisa. El inconveniente es que Fajito seguía durmiendo en la cuna pero yo lo vi claro: lo pasamos a la cama.

Él es de buen dormir:

El arte del dormir

Y, por ello, yo supuse que sería facilísimo. 21 meses de dormirse en cualquier lugar y circunstancia dan mucha experiencia.

Junto a la cuna, está la cama de invitados que se abre en versión doble y allí él dormiría estupendamente. La abrimos, colocamos a Adrià en la cuna y acostamos a Manel. Al primer intento, el mediano despertó al pequeño tirándole objetos dentro de la cuna.

Nuestra siguiente estrategia fue dormir con él, yo me acostaba a su lado. Saltaba por encima de mí y se iba. Acababa durmiéndose en el sofá de aburrimiento.

También hemos dormido a Manel en su cuna y lo desplazamos ya dormido a la cama; al mismo tiempo, está la cuna de viaje desplegada en el dormitorio de matrimonio y, entonces, lo movemos también a la otra cuna. Incluso llevamos dos noches con el inicio inverso: es Manel quien se duerme en la cuna de viaje y se lo mueve desde allí a la cama antes de acostarnos los adultos.

Después, elPapá o yo dormimos junto a ellos en una habitación-trinchera llena de objetos inverosímiles para saltar a calmar al que se despierte para que el otro no le imite.

Anoche, pensé que le haría la misma rutina que a Carmen: cuento antes de dormir y biberón. Ella se durmió estupendamente, él pareció quedarse en la cama de mayor, pero pasados unos minutos apareció por el salón con un cuento bajo el brazo gritando "¡Nana!" (Rana, hay que quererle y entenderle). Volvió a la cuna de viaje con el cuento y un disgusto.

Una vez se ve encerrado en esos habitáculos con barrotes, se estira y se duerme sin queja. Lo que no entiende es lo de dormir en la cama. 

Antes de acostarme ayer, lo llevé a la cama de mayores y he dormido a su lado. Esta noche ha recorrido los 160 centímetros que separan su lado del borde, me ha pasado por encima y se ha caído de la cama. 

Es la obra la que va pidiendo el material me ha dicho mi madre esta mañana, cuando le explicaba mi reflexión sobre que nos ha vencido.. Quiere decir que aún no es el momento para que él duerma en cama, que puede que sí dentro de una semana o seis meses, pero ahora no. 


¿Y Adrià? Pues no puede volver a a minicuna porque está estrecho y ya está guardada, así que vivirá en la vacacional cuna de viaje a los pies de la cama de sus padres.

Minicuna vs cuna grande


Seguiremos informando. ¿Algún consejo?

martes, 13 de junio de 2017

Seis meses contigo

Te miro dormir. Hoy cumples seis meses.



Medio año para mostrarnos tu dulzura y demostrarnos que podíamos hacerlo.

Ha habido​ momentos duros, no lo voy a negar: no me he ahogado, pero he sentido el agua al cuello muchas tardes. Llorabas y costaba establecer una rutina.

Tú nos marcabas los ritmos a tus hermanos y a mí. Lo poco que te hemos dejado, porque no has tenido tregua para ser un recién nacido. Llegaste en la vorágine navideña y has ido creciendo en un invierno con mucho parque y pocos paseos.

Sin saberlo, has sido un punto de inflexión vital, nos has permitido tener una nueva vida y sus oportunidades. También me he regalado más tiempo contigo, para aprender a vivir con calma y coger la realidad con más ganas.

Cuando todavía tenías dos meses, me di cuenta que eras una incógnita. No sabía cómo iba a ser tu carácter. Ahora te voy adivinando sensible, cariñoso y simpático. Como todos los bebés, supongo, pero tú eres el mío.

Tienes los ojos más claros que nosotros y el pelo más rubio, pero tienes hoyuelos como Manel y te pareces a Carmen a tu edad.

Tienes la nariz del abuelo y la cabeza de Papá, a ver qué pasa con tus orejas...

Perdónanos porque siempre tenemos prisa (incluso en casa), aunque te prometo que te dejaremos crecer despacio y a tu ritmo.

¿Sabes en qué tienes mucha suerte? En que tus hermanos te adoran, cuidan y divierten.


Ahora te despiertas porque te he dado un beso.


Vamos a por el día. Muchas gracias por venir a hacernos familia numerosa.


lunes, 12 de junio de 2017

San Isidro y los chulapos asturcatalanes


Érase una vez una familia compuesta por un asturiano de abuelo catalán y una catalana de padre andaluz y abuelo extremeño.

Tenían tres hijos y vivían en Madrid (tierra de nadie y de todos). Se iban adaptando y elPapá hablaba mucho de inculturarse y adoptar las costumbres y tradiciones del lugar de residencia.

Pues se iba acercando el 15 de mayo (festividad de San Isidro en ésta/nuestra ciudad) y el jueves anterior al puente, laMamá recibió un mensaje en el grupo de WhatsApp de las mamás de laMayor recordándole que al día siguiente los niños irían vestidos de chulapo/a a la escuela.

Ella no sabía nada de eso, ni dónde encontrar el traje disfraz con tan poco tiempo. Las mamás le enviaron ideas de inspiración:

La inspiración bromista de las mamis

 Ella llamó a elPapá y él contestó:

- ¡Ah sí! Y Manel, también.

Allí, la pobre mujer palideció, pero una amable mamá del grupo de WhatsApp le hizo saber que en el chino, que hay donde la rotonda del Carrefour, tenían.

Aquella tarde recogió a la niña y esperó la llegada de elPapá (que pretendía escaquearse de la expedición), pero ella fue más fuerte y toda la familia numerosa emprendió la búsqueda. Se compró lo necesario y la oriental que regentaba el local les dio caramelos para que se fuesen y Fajito dejara de ir en patinete por los pasillos mientras movía objetos inverosímiles o juguetes diversos.

La inculturación se produjo. Los niños llevaron el atuendo adecuado y participaron en las actividades propuestas en sus colegios. El vestido de la mayor era largo y lo arrastraba, pero nada puede ser perfecto.

Ella, probándose el traje

Ese precioso fin de semana, la familia se lanzó a la calle a hacer cosas típicas como ir a Ikea, hacer un picnic (no en la Pradera) donde había pintacaras y actividades deportivas, o decorar una baldosa para bailar el chotis.

Pintacaras, baldosa, patinete y picnic

Chulapo colaborador, que comparte, va en correpasillos, juega y pasa de su madre

El balance​ de su primer patrón fue inmejorable, especialmente porqué los trajes se compraron crecederos y el próximo curso no tendrán ese susto.

Y, colorín colorado, 
este cuento se ha acabado.

Si madrileño te quieres sentir,
de Pichi te tendrás que vestir.
Un chotis bailarás
y en cualquier prado comerás.

lunes, 5 de junio de 2017

5, 10 y 15 años

Me​ tengo que comprar un coche.  Como no queremos gastar mucho, hemos emprendido la búsqueda de la ganga.

El 1 de septiembre trabajaré en un colegio al que no se llega en transporte público (urbanización nueva de población al sur de Madrid).

Nos han ofrecido un coche del 2002. 15 años de motor, carrocería y ruedas. 

Es casi poético y cierra el círculo:

  • 15: Yo hace quince años, decidí que dejaba Filología hispánica para empezar Magisterio. Hice la carrera de Maestra de Primaria y estuve un curso de interina.

Como la vida son casualidades, mi hermana mayor me avisó que estaba convocada el 10 de septiembre a nomenaments, ella había ido al Departament a hacer unos papeles (es profe) y lo vio. No lo habían publicado en Internet porque estaban en el caos de implantación de la sisena hora que dio la oportunidad a miles de maestros de entrar en la rueda pública.

Llegué tarde y un poco nerviosa, me enteré de poco. Te daban una lista con centros y sustituciones, después​ iban llamando por número y la gente escogía qué quería. Quedó un centro (una escuela de adultos que no era obligatorio coger) y varias personas renunciaron. Preguntaron si alguien lo quería. 

-Yo -contesté en voz alta y me levanté. Alguien dijo que también quería después, pero ya era demasiado tarde y yo tenía un número algo mejor.

Era para 15 días y me quedé todo el curso. Aquel funcionario ya había faltado medio curso anterior y supe que también faltaba al siguiente.

Al mismo tiempo, mis tres amigas de la universidad también habían conseguido trabajo y se rumoreaba que se convocarían oposiciones: muchas plazas. Una me llamó para decirme que se iban a apuntar a una academia de opos. Me daba mucha pereza y era los viernes (cuando yo solía viajar hacia Gijón), pero accedí. Nos apuntamos tres de cuatro.

La preparadora era muy mala y los temas no estaban bien redactados, pero todo era nuevo y ya nos iba sirviendo.

  • 10: Se convocaron 2000 plazas para Primaria. Un mes antes del examen se supo que había 4000 personas inscritas. "Yo contra uno sí puedo" me dije. Y me puse a estudiar. Preparé una unidad didáctica para matemáticas de segundo de Primaria basándome en lo que les daba a mis alumnas de alfabetización.


Me encerré un mes: mañana, tarde y noche. Trabajaba, nadaba, estudiaba, me desplazaba en bicicleta y seguía estudiando. Jamás lo había hecho tan bien.

Dos días antes del examen, llamé a mi madre y estaban en Urgencias. La Yaya estaba mala. Fui esa noche y pasé la mañana siguiente, junto al Yayo en la sala de espera. Llovía y yo me llevé mis temas, pero no los leí.

El 23 de junio quedé con una de las de la Uni para ir juntas. Llegamos casi una hora antes y repasamos. Eran 28 temas y me había estudiado 21. Saldrían 4 bolas y yo debía escribir uno: nada más.

Los tres primeros que salieron fueron de los que no me sabía. La cuarta bola, sí. El tema 28, sobre las inferencias en el aprendizaje de dos lenguas al mismo tiempo (catalán y castellano). Me encantaba ese tema. Me lucí.

Salí muy contenta. Llamé a mi novio (elPapá) y a mí madre enseguida para saber de la Yaya y de mi hermana mayor (que se presentaba por Historia).

Aprobé. Saqué un 7, que se convirtió en menos nota por mi poca antigüedad, pero ya era funcionaria. Mi hermana un ocho y medio y obtuvo su plaza. Las dos de la Uni, también.

Este verano hará 10 años. Una década.

De viaje por Italia (yo), salieron publicados los centros a los que habíamos sido asignados. Me tocó Barcelona. Un centro en Nou Barris que no sabía ni ubicar. Fuimos a verlo en agosto al volver. Me pareció horrible.

"Pintan graffitis, ¡qué bien!" Me animaba Pedro.

También quedaba a desmano de todo y me compré un coche para llegar: mi Aygo.

5: Aquel colegio se convirtió en un referente para mí. Pasé allí cinco cursos. Tres en comisión de servicios. Fui muy feliz y aprendí muchísimo. Allí me convertí en una parte muy grande de la maestra que soy.

Hace cinco años que ya no trabajo allí, pero lo he seguido sintiendo muy mío. He trabajado en otros sitios muy a gusto y me he seguido completando.

Así que 15 años del cambio, 10 de aprobar la oposición y ya hace 5 años que dejé el colegio en el que me hice Maestra.

Me quedan otros 5, 10, 15, muchos más años de aventuras. ¡A por ello que yo puedo!

¿Dónde estábais hace quince, diez o cinco años? ¿Dónde os veis en los siguientes?


Por cierto: Si tenéis un coche ganga me interesa.

jueves, 1 de junio de 2017

Un mes sin Fajito


En esa dulce locura, que se convirtió nuestra vida el pasado otoño, llegó octubre y vino a verme mi madre a Gijón.

Pasó una semana larga con nosotros y me acompañó en mi vida diaria. 

Mi madre, yo creo que revive en mí algo de su experiencia vital: ella (de Barcelona) se casó con mi padre (de Granada) y se fueron a vivir allí. Tuvo dos niñas y embarazada de seis meses de la tercera, se mudaron a Tarragona. Ya con la cuarta (yo), de año y medio, llegaron a Barcelona, de dónde no se han vuelto a ir.

Pues eso. Trasladado y embarazos: una constante.

Mis hermanas mayores se llevan 14 meses, la Yaya (madre de la mía) fue para el nacimiento de la primera y pasó allí meses; antes de dar a luz, volvió otra vez y se quedó más meses. Al irse, se llevó dos meses a la mayor con ella para ayudar. Es una circunstancia conocida desde siempre, pero mi madre dice que no sabe si lo volvería a hacer. La echó mucho de menos, pero las circunstancias mandaban.

Yo, por mi parte, aprendí en la mudanza anterior que trasladarse e instalarse con hijos alrededor es un horror. Tienen hambre, sueño, insomnio, se aburren, quieren agua, tele, pis, caca, piojos...
 Así que lo tenía muy claro: los niños no iban a llegar a Madrid al mismo tiempo que las cajas, los muebles y yo. Mi primera opción era dejarlos juntos, pero las abuelas veían complicado hacerse cargo de los dos. Por lo tanto: dividimos.

Fajito en su destierro por mudanza

A Carmen la dejé en Gijón con suAbuela. Ya iba al colegio y tenía una rutina bien establecida.

LaBebé también sufrió mucho nuestra ausencia

A Manel lo mandamos a Barcelona con mis padres. Para ello se programó una operación de traslado y recogida absurda pero eficazmente ejecutada. Dejó de ir a la escuelina a final de octubre. El primer jueves de noviembre llegamos a Madrid con un amigo, allí encontramos a elPapá que aún no tenía casa y andaba viviendo en sofás diversos. 

Yo ya había coordinado con el TitoJuan que iría a Gijón a apoyar a laAbuela y entretener a la bebé ante la ausencia del resto de su familia. Fueron al cie, a los caballitos y comió helado y golosinas.

La primera noche los Puccos en Madrid dormimos la primera noche en un hostal cubano del centro y las siguientes, en Leganés.

El sábado por la mañana fuimos a conocer el piso en el que viviríamos y esa noche llegó mi madre. ElPapá volvió a un sofá porque mi madre dormía en el hotel conmigo.

Ella y yo hicimos un curso exprés de plegado y desplegado de carro para entrar y salir del AVE. Dimos una vuelta por nuestro futuro barrio madrileño y los despedimos en la estación.

Al volver a Gijón, me quedé en casa (llegué de madrugada con la casa helada) y recogí a Carmen al día siguiente en el cole, nos quedaban dos semanas solas. Le dijimos que llevábamos a Manel a conocer su colegio nuevo y que se había tenido que quedar allí con papá. Al verlo llegar el viernes, me preguntó dónde y con quién se había quedado Manel. Le contestamos que lo había recogido laÀvia.

Ella preguntaba de vez en cuando por él y yo le iba enseñando algunas de las fotos que me iban enviando.

Yo hubiera querido que lo trajesen a los pocos días de estar en Madrid, pero mi madre también​ iba a venir unos días antes del parto, por ello retrasamos la llegada de Fajito y adelantamos la de mi madre.

El día 5 volvió en AVE con mi madre. Yo lloré al verlos salir de la zona de pasajeros de Atocha. Lo había echado mucho de menos aunque sabía que había estado muy bien cuidado. 

Al poquito de llegar

En un niño de 14 meses el tiempo es muy intenso y se fue readaptando a su vida familiar. Los primeros días su referente era mi madre, pero no parecía haberse olvidado de nosotros.

El reencuentro con su hermana

Cuando mis padres volvieron a Barcelona, unos días después del nacimiento de Adrià, mi madre me agradeció que se lo hubiese dejado un tiempo. Tener un bebé en casa, hacerlo suyo, cuidarle, crear hábitos con él. Además, cuando son nietos que viven lejos.

Él no se acordará, pero fue una experiencia inolvidable.

Arrastrar una caja, ir muy abrigado y lucirse como bebé único

jueves, 18 de mayo de 2017

Ingreso en Neonatos 3 de octubre de 2015 - Meningitis vírica aséptica

Era un sábado normal, hacía Sol. Bañé a los niños por la mañana, los vestí y salí a la calle.

Me llamó mi suegra y se cruzó con nosotros, nos acompañó un ratito. Era la primera vez que yo salía sola con la niña en la plataforma, para el carro, que nos habían regalado los compis del trabajo de elPapá. Ella se bajó enseguida, pero caminaba a mi lado. Se paró frente a una tienda de caramelos y el dueño le regaló un anillo de chuche. Compramos una funda para mi móvil nuevo, él lloró. Me llamó un amigo y fuimos a buscar a elPapá.

Al día siguiente mi niño cumplía un mes. Ese sábado cumplía años laChicadelRamo.

Tomamos el vermú, yo dos (los primeros desde hacía más de un año). La niña estaba cansada, metí a Fajito en la mochila y a ella en el capazo a ver si dormía... Él estaba tranquilo. Fuimos hacia casa, venían dos amigos. Íbamos a comer lentejas. La niña se sentó en el sofá y yo me iba a sentar en un sillón y desaté al niño.

Lo noté caliente, él es cálido, pero percibí una diferencia. Fui a buscar un termómetro: 38,4 subía rápido, lo volví a poner. Lo comenté y uno de los amigos me trajo otro para que comprobara que era real. Sí, fiebre.

Un bebé menor de tres meses con fiebre es una visita a Urgencias asegurada y veloz. Nos fuimos elPapá y yo. La niña quedó con los amigos que la cuidaron muy bien y ella ya se quedó dormida en el sofá antes de que le pusieran la comida.

Llegamos al hospital, yo viajé en el asiento trasero con él. Lo envolví en una manta y entré. Rápidamente me dijeron que un niño con fiebre no se debe abrigar, pero aún tengo cosas de vieja y temí equivocarme y que me riñeran.

En triaje le volvieron a tomar la temperatura: 38,9.


Nos atendieron enseguida, lo exploraban mientras nos hacían muchas preguntas (tipo de parto, estreptococo, si la hermana estaba enferma).

Nos pasaron a un box a esperar. Vinieron varias veces a controlarlo. Nos avisaron que lo ingresarían. Le controlaron la frecuencia respiratoria, se le sacó sangre y orina.

Nos subió una celadora y nos llevó a pediatría, allí le dijeron que no, que nuestro niño iba a neonatos, misma planta, pero otra ubicación. Allí lo cogieron, pero no nos dejaron pasar. Nos dieron una bata y una taquilla.

Al poder entrar, nos explicaron que allí se iba con horario de visita. A la edad del nuestro, cada cuatro horas: a las 9, a la 1, a las 5 y a las 9 de la noche. Desde ahí, hasta el día siguiente.

Nos dijeron que podríamos ir a las 7 porque ya eran casi las seis, pero que ya después a las 9.

Bajamos a comer a la cafetería y yo salí a llamar a mi madre y lloré. Yo me iba a ir y le dejaría allí. Solo. Sin nosotros. Ella me decía que era lo mejor que podía ser porque allí lo cuidarían, pero que era comprensible mi tristeza. Estaba dejando un trozo de mí.

Al volver nos preguntaron por sus hábitos: cada cuánto comía, qué cantidad.

Nos fuimos a casa y yo volví a las 9. Pensábamos que sólo podía ir uno (y yo gané). Y sí podíamos ir

martes, 16 de mayo de 2017

En AVE sola con los tres (desenlace final)

Éste es el final de este viaje de da y vuelta vacacional de Semana Santa; no de mis andanzas solitarias por la alta velocidad.

Mi insensatez me hará seguir repitiendo. ¿Por qué? Por esto:

La playa, la familia, ver amigos, disfrutar del aire libre.


Ahora, permitidme un inciso literario: 

Elige tu propia aventura

Imagina que eres un adolescente de 18 años. Has pasado cuatro días en la casa de la playa de la familia y ahora vuelves a Madrid a estudiar. Vuelves solo porque tus padres se quedan dos días más y tus hermanas tampoco estarán...

Una vez puestos en situación, imagina que ese día por la mañana te envían a buscar pan para tu bocadillo del tren y, de paso, el periódico. En el quiosco, te encuentras un vecino. Es un señor agradable que siempre saluda. Ahora le acompaña un bebé en cochecito. Tú no te habías percatado ni de que existía el niño... Y eso que compartes patio de la comunidad.

El vecino te pregunta que cuándo vuelves y tú le explicas que hoy porque tienes que estudiar y blablabla. Él sonríe, entusiasmado, y te dice que vas a ir en el mismo tren que su hija (mamá de lo del cochecito) que viaja SOLA CON TRES NIÑOS. Te pide si podrás echarle una mano porque ella está preocupada por su llegada a Madrid.

Tus opciones (como adolescente):
  • a) Finges una enfermedad y decides quedarte en la casa de la playa con tus padres, pulsa aquí.

miércoles, 10 de mayo de 2017

La pareja del Burger King

La primera vez que les vi yo pasaba por delante de la cristalera de una hamburguesería y ellos estaban sentados en una de esas mesas que tienen banco.

Él le echaba el brazo por encima del hombro y ella echaba la cabeza hacia atrás en una carcajada. Frescura y felicidad. Dos ancianos enamorados que comían en el Burger King. Yo andaba gris, quizá enfadada o triste. Y sentí envidia. Sana. De ese instante de alegría y felicidad íntima percibido.

Pensé que serían una nueva relación: dos personas separadas o viudas que se habían encontrado y vivían su amor con muchas ganas. Me alegró pensar que esos enamoramientos no se acaban.
Los vi más veces. Después me di cuenta que comían allí todos los días. Siempre ocupan el mismo sitio y están felices y sonrientes.

Este verano me los crucé un día por la calle, yo iba embarazada con Peggy y los dos mayores, me pararon para preguntarme si eran míos y desearme suerte en la vida. No me conocían de nada. Ella me contó que también tenían tres hijos y supe que también debe tener alguna enfermedad que se lleva su memoria, pero está contenta y él le cuida. Llevan toda la vida juntos.

Los volví a ver la semana pasada, en nuestra visita a Gijón. Estaban en el mismo sitio de siempre. Sonreían, él la abrazaba.

No sé si tienen hijos, si les visitan o porqué comen allí todos los días. 

Sólo sé que se tienen el uno al otro y se hacen felices.

lunes, 8 de mayo de 2017

Feliz día de la Madre

Voy de tiendas y veo publicidad del Día de la Madre.

En todos sitios: ropa, zapatos, decoración, electrodomésticos, comida...

Y en Zara Home me he fijado en la foto. Una mujer en un campo de flores: sola, sonriente y con sombrero de paja. 

Y entonces me he visto reflejada en el espejo: con los tres (carro, patinete y a pie), un cubo de playa con tres peluches dentro, bolsas de haber comprado zapatos infantiles y una de una chaqueta para mí para cambiar a negra (esta mañana me he creído ser la de la foto y la he comprado beige), despeinada, ojerosa, cansada y un poco enfadada con ellos por no parar.

Estoy alejada de la imagen publicitaria, ¿quién se parece? Es difícil resumir una condición en una imagen; más aún cuando, menos mal, la hemos alejado de la señora con delantal...

¿Cómo me siento representada? Pues con la postal que me ha hecho Carmen en el colegio: la huella de su mano y un poema. Cuatro letras escritas desde su puño inexperto. Me emocioné. Es el primer regalo que recibo en este día.

Soy madre, de tres. Y muchas veces me siento desbordada, duermo poco, como mal y ha desaparecido una parte de mí.

¿Qué quiero en mi día? Tiempo. Para mí, para ellos y para mi pareja. Los planes y los sueños irán llegando.

Aunque también acepto flores, chocolate o unas Stan Smith.

viernes, 5 de mayo de 2017

En AVE sola y con los tres (parte 2)

Pues sí: el 6 de abril volvimos a coger un AVE los cuatro que ya sabéis.

Una vez más, yo había solicitado ATENDO, pero al llegar a las oficinas ni entré. Había muchísima gente y las madres insensatas no somos prioridad, por lo que podíamos esperar en vano y aumentar nerviosismo por miedo a perder el tren.

Yo viajaba con carro y silla de paseo, en vez de con el gemelar por doble motivo: no sé si éste pasa por la puerta del tren y si llevo dos, tengo más probabilidades de poder dejar uno SIN doblar. Está muy bien mi plan, pero eso hace inviable que yo pueda llegar sola a ningún sitio. Dos carros y un adulto no son una operación posible.

El papá nos acompañó hasta el control de seguridad y allí se ofreció a ayudar la pasajera que iba detrás. Ella me acompañó hasta el control de mi tren. Allí colaboró otro pasajero hasta la puerta de mi vagón. Como equipaje, además, llevaba un trolley pequeño que arrastró laBebé y una bolsa tipo deporte.

Subí a los tres. Senté a los mayores en nuestros asientos y coloqué las maletas. Había un hueco bastante grande junto al guardamaletas donde dejé el carro.

Un minuto antes de la salida, llegó una chica con un carro. Allí me pidió que yo moviera el mío para que cupiesen los dos. ¡Por supuesto! Como ya podéis imaginar, los mayores ya no estaban sentados en su sitio... Sino, junto a mí, entorpeciendo facilitando toda actividad.

Junto a esa zona vacía, había dos asientos en los que había un chico sentado. Se levantó y nos dijo que esos asientos eran libres para quien los necesitara, que él los ocupaba para estar más cómodo, pero que nos los cedía ya que éramos prioritarias. Yo le dije cuáles eran los asientos que yo NO iba a ocupar. Y allí pasó el trayecto.

No fue un mal viaje, más allá de que Hijo3 no durmió nada, Fajito se escapaba constantemente y que les dio hambre, pero no comieron ni lo que les había llevado ni lo que compré en la cafetería...

Ocupamos el espacio de paso constantemente, pese a mis esfuerzos porque se apartaran. Pero los turistas norteamericanos con la pegatina de su touroperador pegada en el pecho, fueron muy comprensivos. Una señora, incluso, me vino a decir que yo era una gran madre (¡gracias!)

A la llegada, el mismo chico que se había sentado en nuestros asientos, me ayudó a bajar una maleta, pero nada más porque tenía mucha prisa. Fue un bonito gesto, pero también fue una estrategia para bajar antes, ya que yo era la más cercana a la puerta y hasta que mis cachivaches no empezasen a bajar, nadie podría abandonar el tren.

Una vez en Sants, nadie se ofreció a ayudar y a mí me dio vergüenza (a veces soy un poco monguer), así que arrastré como pude a mis hijos hasta el ascensor (con apoyo psicológico de la otra mamá) para poder alcanzar a mis padres y sentir que había vuelto a superar la prueba.

Distintos momentos de nuestro periplo


martes, 2 de mayo de 2017

Fajito no dice Mamá

Comparar a los hijos​ es lo que no se debe hacer y lo que sí se hace. No me compararé con otras madres, pero yo sí lo hago: lo de comparar a mis hijos.

La cuestión es que Carmen habló bastante pronto (y aún no ha parado) y lo hizo TAN BIEN que su primera palabra fue "Mamá", aunque la usase para referirse a cualquier cosa, fue afinando y yo estaba encantada. Tenía 8 meses.

Manel, no.

A los 11 meses aquello ya era un clamor (para mí) y ya convencí a unas niñas para que se lo fueran repitiendo. Cada vez que lo veían: playa, parque, paseo... Lo normal. Mi padre también se hizo voluntario y le repetía "Ma-ma-ma-ma".

Y la presión no funcionó.

Yo también aportaba mi granito y le repetía "Ma-má gua-pa".

Una tarde, jugando con la arena, lo dijo. Yo me emocioné y él no lo repitió más.

La verdad es que, a día de hoy, tiene poco vocabulario, pero mucha capacidad comunicativa: su dedo señalador le proporciona lo que no alcanza por sí mismo...


Si quiere un cuento, te persigue para que se lo expliques; si quiere comer te lleva a la nevera y se pone un babero; si quiere salir golpea la puerta o se sienta en el carro...


La primera palabra fue avua (agua) y en diciembre empezó a decir Aià (Adrià); también dice no, , Úu (Núvol), y algo que suena a ota/eta para pedir sus pasiones: galleta, pelota, croqueta o bicicleta.
Hace más de un mes que dice Papá y he descubierto que a Carmen la llama Ape.

Otra de sus palabras favoritas es Caca y ya avisa "antes de", pero se niega a ser sentado en el WC.

Pete o petin es chupete y aquí sirve para todo como apoyo a su dedo señalador; esta Semana Santa la ha usado para todo haciendo moverse a familiares a su gusto... 

Obviamente dice Oa (Hola) y Diosh (adiós) aunque menos, apoyado por su grácil movimiento a modo de saludo de mano gordita.

En Altafulla dijo algo parecido a Àvia y llamaba al Ballo por el caballo al que dábamos de comer por las tardes.

En su cole hacen inglés y algunos días señala y dice dis (this) y ahora también usa plis (please) para pedir cosas.

Lo que más le gusta son las onomatopeyas y le encanta señalar dibujos de animales para que yo le haga el ruido. Hace un gesto de garra para los animales fieros y el día que fuimos al Zoo, estuvo encantado. He complementado enseñándole a golpearse el pecho a lo King Kong cuando vemos el cuento de un gorila y ahora lo usa con todos los monos.


Sé que algún día me llamará y yo me arrepentiré de haberlo deseado porque no parará.

Por ahora, mi consuelo es que cuando le digo "Mamá", él me contesta Apa (guapa).



ACTUALIZACIÓN: ME COMPLACE COMUNICAR QUE EL 12 DE MAYO DE 2017, MIENTRAS YO ESTABA EN EL BAÑO, ÉL ME LLAMÓ "MAMÁ" Y ME TRAJO UNA PELOTA.

viernes, 28 de abril de 2017

Planes con niños en Madrid: el teleférico

Hace unas semanas fuímos al Teleférico de Madrid.

Era un sábado por la tarde y había una cola enorme. Compramos las entradas por Internet en ese momento y pudimos saltarnos la cola de la taquilla, aunque también tuvimos que esperar bastante.

En principio, puedes bajar en el otro extremo, estar un rato y volver a subir para regresar a origen, pero (como se hacía tarde y había muchísima gente), dimos los dos viajes seguidos sin bajarnos de la cabina.

Vale la pena.

Eso sí: las cabinas no paran y subir con dos bebés y un carrito es un poco complicado; hay muchas escaleras para acceder y hay zona para dejar la silla atada con una cadena.

Mis acompañantes (junto a ElPapá), Carmen decidió ir con su amiga y familia
Las cabinas

Vistas


martes, 25 de abril de 2017

Hijo3 sí es de Madrid

ElPapá tiene la teoría de que nadie es de Madrid porque la mayoría de sus amigos, residentes aquí, han nacido en otro lugar.

Para llevarle la contraria, yo tuve a Hijo3 en la capital, pero él entonces argumenta que, en realidad, lo que pasa es que los nacidos aquí tienen padres de otro sitio...

Y sí: Hijo3 es de Madrid. Adrià nació el 13 de diciembre a las 16:40 en el Hospital Gregorio Marañón y ahí va la historia:

"Yo llegué a Madrid de 35-36 semanas. 

Justo esos días yo debería haber ido a hacerme la prueba del estreptococo en Gijón, pero antes de mudarme llamé a la matrona de mi futuro centro de salud para preguntar cómo debía proceder. Ella me pidió que trajera un historial médico y que lo demás ya lo haría aquí. 

Así hice, al día siguiente de instalar mis cajas, fui a conocerla. No me entusiasmó, pero es una buena profesional. Simplemente, no me cayó bien. Además, me riñó por haber cogido poco peso; pero es que yo tenía exceso previo. No es que estuviera a dieta.

El embarazo siguió su curso y yo la vi en la semana 36 y en la 38. Entonces pregunté si no me iba a derivar a monitores; como no había hecho el seguimiento del embarazo en la capital, me dijo que no. Pero que hacia la semana 39, podía ir al hospital, decir que me encontraba mal y que me hicieran control en Urgencias.

Y así pasaron los días, Hijo3 no nacía. Pese a que yo temí que naciera una tarde en el lavabo del

miércoles, 19 de abril de 2017

Los deberes de Faji

Ayer fui a buscar a Manel a la escuela infantil, no voy casi nunca. ElPapá tenía una comida de trabajo y yo en plena motivación postvacacional, dije que ya iba yo.

Así que salí de casa con Hijo3 y el carro gemelar, paré a comprar merienda, caminé 25 minutos hasta el colegio de la mayor, recogí a Carmen, cogimos un bus, después el Metro y caminamos otros diez. ¡Ya estamos! Una hora y media más tarde después de salir de casa (y hay que volver).

Una vez allí, vi un mural en el que el dibujo de un mono explicaba que quería conocer Madrid y si los niños de la escuela se lo podían enseñar (lo típico de pasear un peluche y hacerse fotos para contarlo luego). La profe de inglés me dijo que los fines de semana ya estaban reservados. ElPapá ni lo habría mirado y no nos había apuntado. Yo soy una madre participativa y plasta y dije:

-Me lo llevo hoy.

Estas cosas me gustan y se me dan bien. Pero hay que ser realista, mi barrio no es muy enseñable: no por feo, sino por aburrido. Pero alguna cosa encontraríamos...

Pensé en hacer una foto en la Puerta del Sol, pero me pareció obvio y no me había fijado si alguien ya la había hecho; además, me da mal rollo con los personajes infantiles pedigüeños. Al acercarnos, hacía mucho calor y los tres empezaron a llorar por eso. LaBebé propuso quitarse la blusa e in en camiseta interior de tirantes. Yo hice lo contrario, quitar la de tirantes y conservar la parte de arriba. Intenté hacer lo mismo con Manel, pero era difícil quitar body sin sacarlo del carro y yo no pensaba

lunes, 17 de abril de 2017

Los papeles de Carmen

Hubo un día que en un arranque de inteligencia (los tengo escasos y los aprovecho), adjudiqué una bolsita portadocumentos a cada uno de mis hijos, son semirígidas y tienen cremallera. Hubiese preferido un sobre, pero no había en el chino el día que fui. Compré dos: una rosa para ella y una verde para él (sí, lo sé).

Poco después, percibí la llegada de Adrià y compré una tercera (roja).

En cada una se guardan las cosas de la criatura en cuestión: cartillas de salud, citas médicas, DNI, historial de vacunación y algún documento importante más que me interesa tener a mano.

Los llevo en la bolsa de pañales que cuelga del carro de Hijo3.

Y a laBebé había que añadirle otro documento: en Madrid, los niños y niñas deben usar tarjeta de transporte propia desde los 4 años (que es gratuita hasta los 7). Así que cuando cumplió años (4), yo ya sabía que si me encontraba algún revisor, ella se lo diría. O al conductor, o a quien fuese. Que ella ya tenía 4 años y ya pagaba.

Por ello, para no pasar vergüenza y evitar una multa, pedí cita previa para ir a tramitar su tarjeta, lo pedí en Sol (entonces, dos meses después de llegar), era de los pocos sitios a los que sabía llegar y aseguraba su accesibilidad.

El día indicado recogí a laNiña en el cole, cogimos el bus desde Moratalaz hasta Goya, donde hay ascensor en el Metro para llegar a Sol (donde también hay ascensor). Acompañadas de Hijo3, y con el carro gemelar, recogimos a Manel en su escuela infantil y llegamos a la oficina de la estación.

Hicimos la tarjeta sin problemas; y, al terminar, pensé en ir a merendar por allí cerca, pero me venció la pereza y el desconocimiento de sitios kidsfriendly para mi tropa; así que emprendí el camino de vuelta: metro hasta Goya y, desde allí, bus.

Cuando fui a pagar en el segundo transporte, me di cuenta que me faltaba una bolsita: la de ella; la que había usado para guardar su tarjeta de transporte. Los metí en el bus y allí busqué con más calma: nada. La había perdido: DNI, cartilla de salud asturiana, vacunación, tarjeta sanitaria madrileña y tarjeta de transporte hecha ESE DÍA.

Sólo pensar en pedir copia y renovación de todos esos documentos, se me hacía bola.

Pensé que se me habría caído en el metro y mi deseo era que lo encontrase alguien y lo depositaran

jueves, 6 de abril de 2017

En AVE sola y con los tres (parte 1)

Si todo va bien, a las 10:30 de este jueves 6 de abril, estaré en un AVE que me llevara a Barcelona SOLA con los tres.

Esta misma aventura, ya la experimenté el 27 de diciembre en las mismas circunstancias, con el agravante de que Hijo3 tenía dos semanas justas. Yo soy así: insensata y decidida. No me pierdo un período vacacional sin pisar tierras catalanas; llego como sea.

Aquella vez, fue bien. Llegamos a destino (que no es poco) bastante dignos y sin altercados reseñables.

Yo había solicitado ATENDO para mi billete y el de Carmen que aún no tenía 4 años (edad a partir de la cual los niños pagan, pero yo le contraté billete y asiento). Al llegar, había mucha gente reclamando su ayuda y estuvimos a punto de quedarnos sin (hay prioridades comprensibles: invidentes, sillas de ruedas, etc.), pero para mí era materialmente imposible llegar sola al vagón porque llevaba dos carritos y una maleta. Al final, la persona que estaba sentada en la oficina, se levantó a acompañar a una señora mayor (quería ayuda con su maleta) y a mí.

Al llegar al tren, subí a los niños, plegué un carro, dejé el otro abierto y metí uno en el vagón (miradas de pasajeros), entré otro (algún resoplido) y me senté con el tercero en brazos (aquí el silencio era tan denso que creí que iba en el vagón equivocado), pero no. Simplemente, es que la mayoría de personas de mi alrededor, debían haber nacido siendo adultas ya y les parecía cansino y

lunes, 3 de abril de 2017

Planes con niños en Madrid: el palacio de Aranjuez



Llevamos cuatro meses y medio en Madrid. Y el invierno ya ha quedado atrás, hace menos frío e Hijo3 ya empieza a estar más movible; por lo que elPapá y yo tenemos la idea de ir aprovechando los fines de semana para conocer lugares.

Hace un mes fuimos al Palacio Real (me encantó, pero caí en el equipo perdedor: mis acompañantes eran Carmen y Manel); allí vimos la exposición de la corte de Carlos III donde estaban representados los distintos palacios que se utilizaban. A la semana siguiente, intentamos conocer el de Aranjuez.

Fotos de la web:






Introducción (resumida) de la Wikipedia:
El Palacio Real de Aranjuez es una de las residencias de la Familia Real Española, situada en el Real Sitio y Villa de Aranjuez, que es gestionada y mantenida por Patrimonio Nacional. Está situado a orillas del río Tajo.

Pues eso; no lo visitamos porque la taquilla cerraba a las 5 y somos lentos de reacción. Lo que sí hicimos fue visitar una parte de los jardines, pasarlo muy bien y hacer fotos (que me llevé la cámara buena):

Faji y su patinete contemplan la primera fuente y el arcoiris

Después se largó con su colega a jugar entre las plantas
 Nos hizo un día soleado y muy caluroso, por lo que Fajito iba en body para lucir su cuerpecito.

lunes, 27 de marzo de 2017

La gimnasia de Mamá

Cuando yo era pequeña vivía (y aún ahora, mis padres) enfrente del colegio en el que estudiaba.Y mi madre formaba parte del APA (aún no existía la M de madre en las asociaciones de los colegios).

No sé qué edad tendría yo, pero calculo que unos 6 cuando la asociación ofertó una actividad extraescolar para padres y madres: gimnasia de mantenimiento. Era los martes y jueves de 21 a 22:30 horas. Mi madre se apuntó inmediatamente. Estaba contenta, le gustaba ir.

Pero eso repercutía en nuestras vidas infantiles: esos días no nos acostaba ella. Nos dejaba a cargo de alguna de mis hermanas mayores que llegaban al final de nuestra cena. No me gustaba. El egoísmo infantil es así. Me acordé el otro día...

Prefería que se retrasaran y fuese mi madre quien tuviera que renunciar a su rato y nos acostase ella... La recuerdo enfadada o malhumorada por no haber podido asistir. Y yo estaba contenta de no perder su beso de buenas noches o que me arropara. ¡Qué injusto! En aquella época, ella no trabajaba y esas tres horas semanales eran su tiempo para ella. 

Bajaba la vecina de arriba (madre de dos que también iba) y llamaba al timbre. Siempre, unos minutos antes de las 9.  Nosotras abríamos:

-Es Maríaaaa. -Decíamos.

martes, 21 de marzo de 2017

Dar a luz a Fajito

El parto de Faji fue cómo es él: silencioso, pero letal.

Era 4 de septiembre y yo cumplía 34 años. La FPP (fecha probable de parto) era para unos días más tarde, el día de Asturias; asturbebé lo llamaban los amigos.

También hubo quién bromeó con que podía nacer el día de mi cumpleaños. Yo no quería, me encanta ese día y no me apetecía compartir.

Aquella mañana con 39 semanas y 3 días tuve reunión de inicio de curso de la escuelina para laBebé, allí mi amigaangeldemudanza ya podía lucir a su niña (¡qué linda!); saludé a la señora de las rosquillas; me encontré a un amigo, comentamos la situación; los amigos de Barcelona me felicitaron y yo desvelé el nombre (soy de decisiones lentas): Manel. Di 24 horas de derecho a veto al tocayo del grupo, pero no lo utilizó.

Tanto ajetreo, hacía que laBebé estuviera con laAbuela hasta que yo terminase los recados del día.

Poco antes de mediodía, fui al hospital a que me monitorizaran (control programado y rutinario). Fui sola y conduciendo el todoterreno de mi suegra. Un espectáculo lo de entrar de un saltito con esa barriga y la soltura que me caracteriza...

Siempre me ha sorprendido lo que sufren las madres en esa prueba. Mujeres con caras de

jueves, 16 de marzo de 2017

Traslado a Madrid (2 de 2)

La última noche dormí sola en el piso. ElPapá ya estaba en Madrid y a los que quedaban en Gijón (Carmen y Núvol) los había llevado a casa de laAbuela.

Aquella tarde, habían venido amigos a.ayudarme a tirar y desmontar las últimas cosas: gracias. Fuisteis mis ángeles este tiempo.

Lloré de nervios, agobio y miedo. 35 semanas de embarazo en mi barriga y una nueva vida por afrontar.


Los de la mudanza se confundieron de casa y llegaron tarde, lo que retrasó nuestro inicio. Yo tenía un billete de tren para salir a las 6 de la tarde. Pasé muchos nervios hasta que me vi sentada y rodando.

Bajaron mi casa con una grúa (que no habiamos contratado y para la que no habían pedido permiso) por el balcón de la cocina. Lo primero que bajó fue la trona de Fajito que una amiga nos había prestado y, finalmente, nos regaló. Una alegoría en sí mismo.



Yo, sentada en el sofá, jugaba con el iPad mientras tres señores deshacían mi vida material.

lunes, 13 de marzo de 2017

Traslado a Madrid (1 de 2)

Irnos a Madrid se confirmó a mediados de julio de 2016. Poco a poco, lo fuimos explicando a la familia y amigos, según se encontraba la ocasión.

Yo decidí recopilar mi nostalgia en un hashtag #cosasqueecharédemenosdeGijón. En eso fui reuniendo: el atardecer desde la ventana de la cocina, pasear con Peggy por la playa de noche, el sonido de las gaviotas, el olor a mar... Con tanta discreción por mi parte (aún no era oficial), una amiga me preguntó que si nos íbamos y yo le expliqué. A los pocos días, en agosto, una excompañera de trabajo me escribe y me dice: "¿Te vas de Gijón?" Y yo alucino.

Había pasado esto:


Y yo no sé lo había contado a algunos amigos, NI A MI JEFE. Envié un WhatsApp (rauda y veloz),

jueves, 9 de marzo de 2017

Una tirita de los Minions

El otro día, en el parque en Madrid, laBebé (con sus cuatro añazos ya) se cayó y se hizo un rasguño en las manos y pidió una tirita. Y yo llevaba una en el bolsillo: una tirita de los Minions.

Intenté explicarle la historia a la mamáamiga que estaba a mi lado, pero no me conoce más que de recoger en el cole y compartir algún ratillo, así que lo cuento aquí:

"El 1 de septiembre, elPapá se fue a Madrid a trabajar y dejó en Gijón al resto de la pandilla, así que estuvimos sobreviviendo con la dignidad que dan: un bombo de más de 30 semanas, una niña y un bebé que conviven en un dúplex.
Todos los viernes recibíamos la visita de elPapá, pero esa semana llegó el jueves (20 de

lunes, 6 de marzo de 2017

La verdad de Núvol: mudarse al otro lado de la calle (2015)

En julio de 2013, empezó una serie de artículos que vienen a contradecir el estilo alegre-divertido que intenta tener este blog. El autor es Núvol y siempre están escritos desde el odio más sincero y honesto.

Con alevosía, veranosidad y aprovechando las 35 semanas de embarazo: los humanos, con los que habito, decidieron cambiarse de domicilio. 

  • ¿A dónde? Al otro lado de la calle. Pasaron del número 21 al 20. Ellos siempre van hacia atrás.
  • ¿Cuándo? El traslado de muebles, cajas y cachivaches fue el 31 de julio. El mío, empezó antes y acabó después.
  • ¿Por qué? Pues por tener  más luz en la vivienda y parking en el mismo edificio: chorradas de humano.

Os cuento:

Con una barriga gigante, miEsclava se fue a Barcelona de vacaciones el 1 de julio, sin mirar atrás. Yo me quedé con ElQueNosedejaArañar.

A los pocos días, él se fue y llegó gente nueva: ¡había alquilado la casa como apartamento vacacional
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