martes, 21 de marzo de 2017

Dar a luz a Fajito

El parto de Faji fue cómo es él: silencioso, pero letal.

Era 4 de septiembre y yo cumplía 34 años. La FPP (fecha probable de parto) era para unos días más tarde, el día de Asturias; asturbebé lo llamaban los amigos.

También hubo quién bromeó con que podía nacer el día de mi cumpleaños. Yo no quería, me encanta ese día y no me apetecía compartir.

Aquella mañana con 39 semanas y 3 días tuve reunión de inicio de curso de la escuelina para laBebé, allí mi amigaangeldemudanza ya podía lucir a su niña (¡qué linda!); saludé a la señora de las rosquillas; me encontré a un amigo, comentamos la situación; los amigos de Barcelona me felicitaron y yo desvelé el nombre (soy de decisiones lentas): Manel. Di 24 horas de derecho a veto al tocayo del grupo, pero no lo utilizó.

Tanto ajetreo, hacía que laBebé estuviera con laAbuela hasta que yo terminase los recados del día.

Poco antes de mediodía, fui al hospital a que me monitorizaran (control programado y rutinario). Fui sola y conduciendo el todoterreno de mi suegra. Un espectáculo lo de entrar de un saltito con esa barriga y la soltura que me caracteriza...

Siempre me ha sorprendido lo que sufren las madres en esa prueba. Mujeres con caras de
agotamiento en posturas de cansancio y agobio conectadas a una máquina que saca un gráfico, pero no duele. Yo llevé una revista y me estiré encantada de tener un rato para mí. Al terminar, la matrona me dijo que tenía contracciones regulares cada cinco minutos, pero sin dolor. Me evaluó el ginecólogo y me dijo que estaba verde.

Yo cogí mi camino de vuelta, aparqué, llegué a casa y le envié un mensaje a elPapá por si comíamos juntos, pero no. Comí un panini congelado (sana y elegante) y me estiré en el sillón.

Sushi, eso es a lo que yo aspiraba...

 A las cinco me llamó mihermanatercera y comentamos que ya tenía casi asegurado el tener cumpleaños propio. 

A las seis y media, escribí a mihermanasegunda para contestar la felicitación y le expliqué que había tenido dos contracciones en cinco minutos. Yo había quedado a las siete con mis amigas para merendar chocolate con churros, el día antes de que naciese laBebé hicimos lo mismo y pretendíamos conseguir el mismo resultado.

LaAbuela trajo a laBebé a casa, yo disimulé y esperé a que llegase elPapá que había quedado con amigos y pensaba en salir con la niña a dar una vuelta mientras charlaba. Yo salí con Peggy y me llamó miamigomarido de amigaangeldemudanza para felicitarme y le expliqué mi situación de contracción constante y en aumento doloroso.

Volví a escribir a mihermanasegunda y me recomendó llamar a mi madre para que fuese preparando el inminente viaje a Asturias a conocer a su nuevo nieto. Lo hice y escribí a elPapá:


Vi a mis amigas, les expliqué sonriendo con la perra al lado y en la calle más comercial de Gijón que estaba de parto y que, sintiéndolo mucho, no iba a poder quedarme a la merienda. Todo era tan surrealista que nos hicimos una foto para inmortalizarlo. Hay otro selfie en la pueta de mi casa con la cuarta amiga que llegaba tarde, pero no lo he encontrado.

Ésta es mi cara de contracciones dolorosas e intentar disimular

Ellas me acompañaron a casa y desde el ascensor llamé a mi suegra para que viniese a recoger a la niña porque nos íbamos al hospital. Subí, hice la bolsa de la niña y le dije a elPapá que me duchaba y nos marchábamos. Él, que es un tranquilo, me dijo que no tuviera prisa, que podía ser que el bebé se estuviese colocando. La siguiente contracción hizo que los amigos decidieran irse de allí. Núvol me volvió a acompañar en la ducha.

Yo le di un abrazo a mi niña y le dije que iba a buscar a su hermano, ella me dijo que me queria acompañar. Estuve a punto de llorar, ella iba a dejar de ser hija única.

Bajamos al garaje, yo llevé una toalla por si rompía aguas (cosas absurdas de mentes colapsadas por el dolor) y elPapá intentaba distraerme con charla. Contracciones cada minuto y medio a la altura del Molinón. Llegamos a Urgencias y a él no le permitieron dejar el coche allí, tuvo que ir a aparcar, entré sola.

Serían ya las ocho y media.

Ventanilla de Urgencias: "Hola, debo estar de parto".

Triaje: 
-Buenas tardes, tengo contracciones cada minuto y medio. 
-Muy bien, siga la línea y espere en la salita de Ginecología.

Al llegar a la salita, yo tenía mucho dolor y había más gente; una pareja de mediana edad, me miraban con condescendencia. Salió el doctor y llamó:
-Begoña García.
Yo tuve una contracción y grité de dolor. Me miró y me dijo:
-Pasa.
-No soy Begoña -contesté.

Me exploró y pedí si me podrían poner epidural, aunque mi intención (hasta ese momento) era que no; me dijo que ya estaba de siete centímetros y no era posible, que sí estaba de parto y que iba a bajar la enfermera para ponerme una vía (para nada).

Dejaron pasar a elPapá y él me explica (no lo recuerdo) que yo me puse a llorar de lo mucho que dolía. Tras la vía, llegó el celador que nos iba a acompañar a ingresar a la habitación. Yo les expliqué que no necesitaba ingresar aún, que lo que tenía que hacer era ir a un paritorio.

Mi paso por el pasillo de maternidad ya es confuso y ya no podía caminar, mientras una auxiliar me acompañaba. Entré en la habitación, recuerdo el paso como una nebulsa; mi compañera dormía y la desperté de un grito (tampoco me acuerdo), sacaron a su famila al entrar yo.

Me puse la bata, llegó una auxiliar a tomar notas. Mi parto iba por delante de mis papeles de hospital y no tenían mucha idea de cómo estaba yo. Fui al baño, sangré, volví a la cama y rompí aguas. Mi marido salió a buscar a alguien.

Por fin llegó alguien que asumió la realidad: ya estaba completa. Pidieron carro de partos para la habitación, pero finalmente me sacaron corriendo hacia el paritorio (supongo porque Fajito venía con aguas manchadas y tenía que haber mucha gente). La Matrona me explicó que el niño no iba a llorar al nacer y que me lo darían lo antes posible.

Fue un momento muy angustioso, dolor, incertidumbre y dejar de oír el corazón del niño porque la auxiliar que lo monitorizaba era novata (o de prácticas) y lo perdía. 

Nació y sí le oí llorar, flojito, como a un gato. Eran las nueve y cuarto.

No pasaron tres horas desde la primera contracción al alumbramiento.

El dolor fue muy intenso y vino seguido por un temblor incontrolable. De coserme puntos sin anestesia no haré comentarios.

Porque había nacido sano mi lechón gordito.

3550 gramos y 51 centímetros.

Fajito a las dos horas de nacer


Por si os habéis quedado preocupados por mi falta de azúcar:
"Hoy, dos semanas más tarde, me he intentado tomar un chocolate. En un evento infantil de las fiestas de Cimadevilla. El niño ha llorado y después he perdido mi vaso, pero la intención es lo que cuenta y me queda la foto. En una hora, hijo2 cumple dos semanas..."
https://www.instagram.com/p/7yAyeskc8Mtap7SHSI9g7HcPZS0X2ZJMryxqs0/

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