lunes, 13 de marzo de 2017

Traslado a Madrid (1 de 2)

Irnos a Madrid se confirmó a mediados de julio de 2016. Poco a poco, lo fuimos explicando a la familia y amigos, según se encontraba la ocasión.

Yo decidí recopilar mi nostalgia en un hashtag #cosasqueecharédemenosdeGijón. En eso fui reuniendo: el atardecer desde la ventana de la cocina, pasear con Peggy por la playa de noche, el sonido de las gaviotas, el olor a mar... Con tanta discreción por mi parte (aún no era oficial), una amiga me preguntó que si nos íbamos y yo le expliqué. A los pocos días, en agosto, una excompañera de trabajo me escribe y me dice: "¿Te vas de Gijón?" Y yo alucino.

Había pasado esto:


Y yo no sé lo había contado a algunos amigos, NI A MI JEFE. Envié un WhatsApp (rauda y veloz),
él me contestó desde Estados Unidos para desearme suerte y decirme que ya nos veríamos el 1 de septiembre.

En El Comercio, tienen una página dedicada a estas cosas: dedicatorias, felicitaciones, etcétera y yo estaba allí. La amiga que me preguntó quiso dedicarme una despedida. Ninguno de mis compañeros actuales lo vio en prensa. Sí lo hizo mi suegra o amigos ya conocedores.

Como somos gente precavida, habíamos avisado a nuestro casero de Gijón a primeros de septiembre de que nos iríamos. Enseñaron el piso y se "alquiló" (en la primera visita). Yo aún no tenía casa y ya había quién viviría en la mía... Ellos avisaron de que se iban de donde vivían a últimos de septiembre.

Y los días fueron pasando y, a primeros de octubre, ElPapá encontró vivienda con lo que queríamos: tres dormitorios, garaje sin escalones hasta el ascensor  y que lo pudiésemos pagar.


Así que empezó la operación mudanza: #lospuccossemudan

Como la vida es una cadena de ciclo sin fin: nosotros teníamos que esperar a que los propietarios de la casa de Madrid se fueran a su nueva vivienda para poder llegar nosotros. Y no se iban nunca.

Acabó octubre y fueron pasando los días de noviembre. Quisimos marcar el 14 (llegamos a apalabrar la mudanza) y no fue posible.

Finalmente, nos dijeron que se iban el 16 y marcamos la entrada el 17.

Nuestra mudanza tenía que ser en dos días:

  • El miércoles por la mañana embalaban, empaquetaban y cargaban.
  • El miércoles a mediodía, yo entregaba el piso a los caseros, firmaba la conformidad de la devolución de fianza.
  • El miércoles por la tarde entraban los siguientes inquilinos,
  • A las 6 yo cogía un tren hacia Madrid.
  • El camión de mudanza ya debería estar viajando a destino.
  • El segundo día (jueves) se hacía lo contrario allí.: los caseros se iban de la casa y entraban nuestras cajas y muebles.

La última noche dormí sola en el piso. ElPapá ya estaba en Madrid, y a los que quedaban en Gijón (Carmen y Núvol) los había llevado a casa de laAbuela.

Aquella tarde, habían venido amigos a ayudarme a tirar y desmontar las últimas cosas: gracias. Fuisteis mis ángeles este tiempo.

Lloré de nervios, agobio y miedo. 35 semanas de embarazo en mi barriga y una nueva vida por afrontar.

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